Instituto Ecuatoriano de Economía Política

Oxígeno para seguir igual

25/02/2019
Gabriela Calderón de Burgos

Es muy probable que el acuerdo anunciado entre el Gobierno y el FMI se enfocará erróneamente en cerrar la brecha fiscal por la vía de aumentos de impuestos, soslayando las reformas estructurales que se pueden hacer con o sin financiamiento del Fondo.

El economista Allan Meltzer, de la Carnegie Mellon University, quien lideró en el año 2000 la Comisión Meltzer para proponer reformas a las instituciones financieras internacionales, esbozó algunos principios y propuestas de reforma a estas instituciones que todavía son relevantes: “El FMI no debería rescatar países como Ecuador, Paquistán, Rusia y Ucrania hasta que implementen reformas que fortalezcan sus sistemas financieros y fiscales. La aceptación e implementación de reformas, no la promesa de reformar, contribuye a aumentar la estabilidad económica y a reducir las crisis”.

El economista Charles Calomiris, de la Columbia University, señalaba sobre Argentina algo que sigue afligiendo este tipo de acuerdos con el FMI: “El respaldo del FMI, en retrospectiva, fue contraproducente porque puso la carreta de dinero por delante del caballo de las reformas… a pedido del FMI, Argentina aumentó considerablemente sus tasas tributarias el año pasado, poniéndole fin a su naciente recuperación. En cambio, Argentina debería haber reducido su gasto público”.

La Comisión Meltzer propuso que en lugar de inmiscuirse en la soberanía de otras naciones, el FMI debería establecer prerrequisitos para acceder a los préstamos subsidiados. Calomiris agregaba: “Los propuestos prerrequisitos están diseñados para evitar (…) la intrusión del FMI en la soberanía de los países que toman préstamos (…). Sugerimos (…) que la asistencia de liquidez del FMI esté disponible en torno a reglas claramente especificadas que sean iguales para todos los países”.

Volviendo al acuerdo anunciado entre el Gobierno de Ecuador y el FMI, vale notar que este es el primer préstamo que no es un préstamo stand-by de corto plazo sino un Servicio Ampliado del FMI (SAF, o Extended Fund Facility, EFF) que se caracteriza por tener una duración más larga que otros programas del FMI. El periodo de desembolsos suele ser de tres años, pero se pueden extender hasta cuatro años y el de reembolsos va desde 4,5 años hasta 10 años. De manera que siendo las condiciones del préstamo más laxas, parece que vamos a seguir con la misma fracasada estrategia de gradualismo.

El mismo director para el Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, revela que ellos ven un problema de financiamiento, no de gasto: “Esto le permitirá a Ecuador, en los próximos tres años, que el Gobierno no requiera ir a los mercados financieros internacionales por financiamiento”.

Aquí no hay un problema de liquidez generalizado y la dolarización no peligra puesto que la mayor parte de las reservas está en manos de los bancos privados y de la gente. El problema de liquidez que viene a solventar el FMI es el del Gobierno, que se niega a reformar verdaderamente el modelo estatista heredado del correísmo. Como tiene una duración de tres años, el FMI muy probablemente le permitirá al Gobierno pasar cantando hasta que entregue el poder a una siguiente administración.

Lo que realmente incentiva las reformas es el reconocimiento de la realidad económica y este tipo de préstamos subsidiados con condiciones laxas nos permiten seguir cerrando los ojos a esa realidad. 

*Este articulo fue originalmente publicado en El Universo 

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