Por Pablo Arosemena-Marriott
Anda en cuatro patas, mueve la cola y ladra. ¿Cómo se llama? Hasta acordarnos, repasemos las diez principales medidas desdolarizadoras del plan de gobierno del socialismo del siglo XXI, junto con algunas perlas mediáticas de su candidato, Andrés Arauz.
Primero. Para el correísmo, desde el Mashi hasta Arauz, la dolarización “fue un error”. Piensan que no fue un acierto y que el país perdió y sigue perdiendo por estar dolarizado. Obviamente eso es un disparate. La dolarización controló la inflación, recuperó el poder de compra para todos, especialmente los estratos socioeconómicos medios y más bajos, las exportaciones se multiplicaron por cuatro, etc.
Segundo. En esa misma línea, Arauz ha planteado por escrito su ferviente deseo de una “desdolarización buena” (20/04/20). Está claro que salir del dólar no es favorable ni nadie lo desea, salvo ellos; ni tampoco hay forma de hacerlo “amigablemente”. Sería como gritar “¡incendio!” en el cine y esperar que la gente no salga en estampida.
Tercero. Pretenden crear una moneda electrónica paralela, respaldada (supuestamente) en los dólares constantes y sonantes del Banco Central. Pero ellos mismos le hicieron un hueco de casi 7.000 millones de dólares al BCE. Así que la única forma de regalar plata sería imprimiendo una moneda que no valga nada.
Cuarto. Plantean “poner los dólares en ‘cuarentena’, evitando la fuga de divisas”. Cuarentena significa ‘aislar, suspender’. ¿Para qué será que quieren poner nuestros dólares aislados de nosotros? ¿A cambio de qué?
Quinto. Formulan algo que ya hicieron mientras han gobernado: “Salvaguardias cambiarias” y “sobretasas arancelarias”. Ambas medidas destruyeron más de 270.000 empleos. Achicaron a los comerciantes, restringieron las ventas y nos encarecieron la vida. Literalmente, nos sacaron dólares del bolsillo.
Sexto. Manifiestan que “se debe implementar una reforma tributaria progresiva, que paguen más los que más riqueza tienen”. El correísmo realizó más de 30 reformas a leyes y reglamentos tributarios. Todas esas reformas, no importa contra quiénes fueron, terminaron sacando dólares del bolsillo de todos.
Séptimo. Buscan “elevar los niveles de liquidez en la economía a través de elevar el coeficiente de liquidez doméstica”. Eso significa impuestos a la banca, inversionistas, depositantes y prestamistas.
Octavo. Plantean “incentivar la repatriación de capitales otorgando beneficios a los empresarios que lo hagan”. Que un socialista te diga “traiga su plata, no pasa nada” es como que un pirómano te pida fósforos y gasolina.
Noveno. Indican que “generarán los mecanismos para redirigir la liquidez adonde requiera la economía, a través de sobregiros, títulos del BCE, dinero electrónico…”. Direccionar el crédito y la liquidez es un viejo sueño socialista. Solo logra discrecionalidad, negociados y ahuyentar capitales.
Décimo. Ofrecen triplicar déficit subsidiando a un millón de familias, a los GAD, el copago de nómina del sector privado, crédito a cooperativas y nueva burocracia. Ofrecer plata que no hay evidencia el decálogo para desdolarizar.
Aquí otro acertijo: planifica cómo desdolarizar y pretende seguir con la despilfarra. ¿Cómo se llama? (O)
(*) Artículo originalmente publicado en Diario El Universo