Instituto Ecuatoriano de Economía Política

Libertad, planificación central o tercera vía

06/01/2017

Por: Roberto Villacreses

“Las órdenes espontáneas tienen una ventaja inmersa sobre las órdenes planificados o constructivistas: reflejan mejor lo que la gente sabe, quiere y siente”

-Friedrich Hayek

El 19 de febrero los ecuatorianos iremos nuevamente a las urnas y tendremos que elegir entre dos visiones de desarrollo. La primera, es la que ha caracterizado a este Gobierno durante los últimos 10 años, en ella el Estado juega un rol preponderante, planificando y controlando todos los aspectos de la vida en sociedad; es el llamado socialismo del siglo XXI. La segunda visión en cambio, plasma sus esperanzas en las personas, no en el Estado, del cual más bien desconfía. Esta visión se caracteriza por proveer un ambiente de libertad y estabilidad para que surja el emprendimiento, la innovación y se atraiga la inversión, y donde todos juntos podamos colaborar para crear un país mejor.

La historia, respaldada por hechos y datos, nos demuestra que la economía planificada, es decir, la idea de articular una sociedad compleja mediante un plan único de desarrollo, fracasa estrepitosamente al suprimir al mercado y hacer imposible la estructura de los precios, haciendo que también sean imposibles el cálculo y la acción económica. La misma historia nos enseña en cambio que es el camino de la libertad el único que conduce hacia una sociedad más próspera y justa. No hay como perderse, quien promueve menos Estado y política, y más libertad y mercado merece nuestro voto.

Ahora bien, hay un par de candidatos que dicen proponer un sistema distinto de la economía de mercado y distinto también de la visión absolutista de un poder estatal que todo lo devora. Una supuesta combinación entre los mejores elementos del capitalismo y del socialismo; “mercado hasta donde se pueda y Estado donde se necesite” esa es su consigna. A este sistema lo llaman la «tercera vía».

Al respecto, el prominente economista austriaco Ludwig von Mises, escribió su libro Critica del Intervencionismo, en el cual es muy claro y enfático al señalar y demostrar, que entre la economía de mercado y el socialismo no es posible ninguna tercera vía.

En efecto, en su libro Mises va evidenciando que cualquier intento por regular o intervenir sobre la producción, sobre los precios de los bienes y servicios, sobre la fijación de los salarios o para expandir artificialmente los créditos, generalmente produce resultados contrarios a los fines que las propias autoridades pretendían alcanzar, haciendo necesarias nuevas regulaciones.

Un ejemplo de esto lo podemos observar recientemente en nuestro país. En el año 2015 se establecieron sobretasas a casi 3000 subpartidas arancelarias con el objetivo de reducir las importaciones y detener la salida de dólares de la economía. El resultado fue el encarecimiento del mercado interno y la gente comenzó a ir masivamente a la frontera a comprar productos más baratos en los países vecinos, lo que perjudicó a miles de negocios ecuatorianos, sobre todo a los cercanos a la frontera. Esto obligó a las autoridades a realizar nuevo intervencionismo, reforzando los controles fronterizos y estableciendo subsidios y otras ayudas a los comerciantes de la zona.  

Como vemos, esta supuesta tercera vía se halla en una situación desesperada, en la que todo fracaso regulatorio empuja hacia nuevas intervenciones, hasta que la propiedad privada lo es sólo de nombre y las decisiones económicas se toman exclusivamente en el ámbito de la política, es decir llegamos inevitablemente al socialismo.

La tercera vía es por lo tanto un mito, porque la economía de mercado y el socialismo son irreconciliables. Uno se basa en el libre y voluntario intercambio, mientras que el otro en control burocrático. No es posible combinar a los dos, y si trata, lo único que se logra es el crecimiento del socialismo, es decir más de lo que ya tenemos y que tanto problema nos ha causado.

No existen vías intermedias: o la demanda de los consumidores manifestada en los mercados decide cómo se utilizan los factores productivos o lo decide el gobierno. Debe tener esto muy claro cuando vaya a las urnas: o vota por más libertad que es la clave del éxito, o vota por socialismo y la tercera vía, que en el fondo son lo mismo y conducen al fracaso.

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